La conciencia no solo cambia nuestra relación con nosotros mismos y los demás, sino que también altera nuestra percepción del tiempo. Al profundizar en nuestra conciencia, nos encontramos cada vez más inmersos en el presente.

  1. El mito de la multitarea: La conciencia nos ayuda a desafiar la idea de la multitarea, que a menudo nos mantiene saltando entre tareas y distracciones. En lugar de hacer más, nos centrarnos en hacer lo que es significativo y relevante.
  2. Vivir en el momento: Al ser más concientes, podemos vivir más plenamente en el presente. Cada momento se convierte en una oportunidad para conectar, aprender y crecer.
  3. Productividad consciente: La productividad ya no se mide por la cantidad de tareas realizadas, sino por la calidad de nuestra atención y la intención detrás de nuestras acciones.
  4. El tiempo y la esencia del ser: Nuestra relación con el tiempo se vuelve más fluida a medida que nos alineamos más con nuestra esencia. Nos volvemos menos esclavos de los relojes y más maestros de nuestros propios momentos.

A medida que continuamos en el viaje de hacer a ser, descubrimos que nuestra conciencia nos lleva más allá de las limitaciones percibidas y hacia nuevas posibilidades. En nuestro próximo post, nos adentraremos en el concepto del ego y su papel en este viaje. Recuerda, tu valor radica en tu esencia, no en tus acciones.